jueves, 6 de noviembre de 2008

Les comparto una reflexion...


Lectura bíblica:


Del Evangelio según San Marcos
Después subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios.
Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.

(MARCOS 3:13-19)

Reflexión:


Jesús ha comenzado su misión y toma una decisión importante. De entre todos los que lo siguen, una multitud de discípulos, llama a doce. Es interesante como describe Marcos el criterio de elección de Jesús para llamar a esos y no a otros: “llamó a su lado a los que quiso.” Nada de capacidades sobresalientes o méritos adquiridos mueven a Jesús para preferir a estos doce en medio de tantos (basta mirar la lista de nombres y el “curriculum” de esos hombres para darse cuenta). Él llama porque quiere, y a los que él quiere.
Jesús los llamó y “ellos fueron hacia Él”. Jesús invita, no obliga. Sus amigos responden libremente a la vocación del Maestro. Escuchando la voz del que saben que los ama, estos hombres encuentran una causa por la que son capaces de dejar todo lo demás en segundo plano y poner sus vidas debajo de esa palabra, detrás de su amigo y Señor.
Y ¿para qué los llamó? El Evangelio también en esto es muy concreto: “para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios”. Ir hacia Jesús, estar con Jesús, compartir la vida con Él, seguirlo a donde vaya, escucharlo, aprender de sus gestos, gozar de su compañía… es la primera intención del amigo que invita a vivir en comunión con Él.
Y esa comunión de los discípulos es para la misión: para anunciar con la palabra y con los gestos, con acciones de liberación y salvación, el amor y la amistad del Dios con nosotros.
Un detalle más: Jesús cuando llama, no sólo elige a cada uno por su nombre, sino que los instituye Doce, como comunidad, como equipo, como hermanos. Su llamada (vocación) es con-vocación. Nadie está llamado a una misión de superhéroe solitario. El discípulo misionero es llamado y evangeliza en la Iglesia, por la Iglesia y con la Iglesia.
(Gracias P. Marcelo- Asesor Pastoral Juvenil Arquidiocesana de Tucuman)

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