jueves, 13 de noviembre de 2008

Etapas en las relaciones de noviazgo

Las cosas grandes no se hacen en un día. Necesitan tiempo, preparación, etapas. La vida conyugal es una de esas cosas muy grandes. Hay que llegar a ella por sus pasos. Esta preparación comienza ya desde la adolescencia.

El adolescente ha hecho el descubrimiento, aunque todavía elemental, del otro sexo. Se trata de todo un nuevo mundo, físico y espiritual, que tiene que explorar, pero sin precipitarse. Los dos extremos serían funestos: tanto el lanzarse demasiado aprisa, como el retirarse por miedo a posibles peligros.

Antes del noviazgo, conviene que los adolescentes y los jóvenes hayan tratado frecuentemente con jóvenes del otro sexo. Esto es imprescindible, no sólo para conocer al otro sexo, sino para conocerse a sí mismo, para estudiar sus propias reacciones y actitudes ante el otro sexo.

Uno de los deseos más arraigados en el corazón del hombre es encontrarse con los otros, formar grupo, colaborar juntos. La amistad es un gran valor. La soledad es una triste experiencia. La amistad es un afecto puro, desinteresado y recíproco que nace y se fortalece con el trato. Se basa en la sinceridad y en la generosidad. La simulación, el engaño, la traición, son la muerte de la amistad. La amistad es dar más que recibir.

En la amistad te aceptan como eres y te valoran por lo que eres, comprendiendo y perdonando tus fallos y limitaciones. La amistad favorece la amabilidad, la jovialidad, la alegría, la bondad, la sinceridad, la generosidad, la cordialidad, el deseo de hacer el bien y la preocupación por los demás. El amigo no es acaparador y posesivo. Respeta tu libertad y no tiene celos de que compartas tu amistad con otras personas. En esto se diferencia la amistad del amor. El amor tiene celos si una tercera persona se interpone entre los dos. La amistad, como el amor, dura toda la vida. La amistad que es pasajera, no es verdadera amistad. Lo mismo que el amor: o es eterno, o no es amor. Quien tiene un verdadero amigo, tiene un tesoro.

Una evolución normal humana exige, por tanto, este trato entre muchachos y muchachas desde los diecisiete años más o menos. Normalmente, y sobre todo al principio, este contacto debe efectuarse en grupos o pandillas. Es mucho más efectivo cuando estos contactos en lugar de estar meramente motivados por el encuentro y el entendimiento mutuo, tiene algún otro fin intermedio, por ejemplo: cultural, benéfico, deportivo. En estas circunstancias, los jóvenes muestran muchas facetas de su personalidad y se dan mutuamente muchos más motivos para conocerse.

Si son contactos «para ser conocido» son más superficiales, pueden estar tratando únicamente de «causar buena impresión», y, por lo mismo, camuflando elementos muy importantes de su manera de ser.En cambio en las pandillas en las que los chicos y las chicas realizan algo juntos, inevitablemente darán a conocer innumerables aspectos de su forma de ser. El otro sexo no está meramente en un escaparate, en una postura estudiada y para ser visto; está más en la vida real con sus pequeñas colaboraciones, responsabilidades, circunstancias y conflictos; tiene que hacer algo más que ser visto. Y es que no hay peor manera de conocer a una persona que cuando ésta se ha puesto allí sólo para que la conozcan.

Más tarde un chico y una chica comienzan a salir juntos. Salir juntos no es el noviazgo, pero puede ser el preludio.De todas maneras, los que empiezan a salir juntos deben estar convencidos de que ya no se trata de una diversión o de un juego, sino de algo más serio.Decimos que esta etapa puede ser muy formativa, pues presenta una magnífica ocasión para ejercitar mutuamente la nobleza, la sinceridad, la generosidad y la delicadeza. Dadas sus especiales circunstancias y ocasiones puede servir también de prueba de moralidad y de fuerza de voluntad.Es también una buena ocasión de conocimiento mutuo con vistas a una futura relación más duradera.

Es muy importante en este sentido que no se pase demasiado pronto a un estado de noviazgo formal. Y así como habéis empezado a salir juntos con nobleza, para conoceros, así también tenéis que tener sinceridad, lealtad y valor, para separaros, si veis que la cosa no debe seguir adelante. No sólo el seguir, sino también el romper, puede ser un verdadero acto de lealtad. Por lo mismo, debéis hacerlo antes de que la herida sea importante. Es algo que se lo debéis a la otra parte. Y también a vosotros mismos.

«Los daños del enamoramiento prematuro suelen ser graves. »El chico tiene su “hombría” prendida con alfileres, y ella, lo mismo, su “feminidad”. »Si antes de fijarlas bien, se aficionan excesivamente al otro sexo, si tratan excesivamente con el otro sexo, temo que se les peguen costumbres, maneras, amaneramientos. »Y ella debe ser semejante, no igual: ya lo dijo el Génesis. Y él lo mismo. »Pero censuro el exceso, no el trato. Es éste muy beneficioso con tal que no perdamos la cabeza».

Hay que saber esperar como dijo Gigiola Cinquetti en la canción, con la que ganó el Festival de Eurovisión:No tengo edad...No tengo edad para amarte.Y no está bien, que salgamos solos los dos...Tal vez querrás,tal vez querrás esperarme,que sea mayor, y pueda darte mi amor..

No todos los chicos que se acercan a las chicas van con buenas intenciones. Algunos, por puro pasatiempo; otros, para aprovecharse de la chica. También habrá quienes lleguen con la sana intención de entablar relaciones formales.No es difícil ver el fin que pretende un chico cuando quiere salir con una chica. Hay chicas que se hacen invitar por chicos al cine, a merendar, etc., a cambio de ciertas concesiones, lo cual no deja de ser un modo de prostitución.La chica que anhela ser una buena esposa, debe huir del «flirteo».

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