domingo, 1 de noviembre de 2009

Mensaje del Rector Mayor para el Mes de Noviembre

NOVIEMBRE : CIEN MODOS PARA COMUNICAR

La nueva situación de la cultura de la comunicación ofrece inéditas posibilidades de educación y de evangelización. Hoy la CS es el camino obligado para la difusión de la cultura y de los modelos de vida. Es parte significativa de la experiencia juvenil (CDM 19).

Gran forjador de ambientes educativo-evangelizadores, Don Bosco ha sabido intuir la bondad y la fuerza de los lenguajes de la comunicación para incidir de modo original y efectivo en los jóvenes. Sabía tocar las fibras del corazón.

Era no solo un evangelizador-educador, sino también un comunicador nato. La ecología comunicativa inventada por Don Bosco tenía el claro fin que posteriormente uno de mis predecesores, el P. Egidio Viganó, ha definido en forma lapidaria: educar evangelizando, evangelizar educando, combinación inseparable en la misión salesiana. Él lograba sacar lo mejor de los jóvenes volviéndolos protagonistas de su propia educación, y lo mejor de los educadores-evangelizadores haciendo de ellos los testigos del evangelio y los animadores de la rica epifanía juvenil. En el Oratorio un grande abanico de propuestas comunicativas tocaba la vida de tantos jóvenes “pobres y abandonados” llegados a Turín desde los valles. Casa, escuela, catecismo, misa, trabajo, banda de música, teatro, paseos, juegos, talleres, buenas noches, narraciones de sueños, sermones, palabras al oído, tarjetitas con mensajes personalizados, etc. comunicaban una cultura, un modo de ponerse en relación con Dios, con el mundo y con los demás. El conjunto abría a la esperanza y a la confianza, daba sentido a la vida, cuando tal vez para algunos todo ello ya se había perdido. El Oratorio, en resumen, representaba una sólida y bien arraigada alternativa cultural.

Pero Don Bosco iba más allá. Su genio comunicador se manifiesta en una carta vehemente de la cual cito un breve fragmento: “La difusión de buenos libros es uno de los fines principales de nuestra Congregación. (…) Por esto, entre los libros que hay que divulgar, propongo que demos preferencia a los que tienen fama de ser buenos, moral y religiosamente hablando, especialmente los que salen de nuestras tipografías. (…). Con el Boletín Salesiano, entre tantísimos proyectos, tuve también éste: mantener vivos entre los jóvenes, vueltos a sus casas, el amor al espíritu de San Francisco de Sales y a sus normas y hacer de ellos mismos los salvadores de otros jóvenes”.[1] Don Bosco fue por tanto un educador-evangelizador-comunicador, como he escrito en la carta dedicada a la Comunicación Social (CS).[2] Para los salesianos la CS se fundamenta en la misión misma de la Iglesia[3] y la expresamos en la pasión por Dios, en la pasión por la salvación de los jóvenes, en el “da mihi animas, cetera tolle”: la CS no es algo externo y, mucho menos, extraño a la misión, sino que surge de la misión. Luego el salesiano, como hijo de Don Bosco, es un evangelizador-educador-comunicador por naturaleza.

Hoy constatamos que los jóvenes han creado su propio ambiente, el llamado ambiente digital, un hábitat virtual del cual se sienten dueños. El hecho al comienzo fue observado con desconfianza. Pero es justo aceptar que – abandonadas las edades de piedra y cincel, de papel y tinta, de paredes y aulas y escucha pasiva – los jóvenes reclamen lenguajes nuevos, nuevos métodos y nuevos modos de educación y evangelización. Ellos desean ser autores y actores de su espacio, de su lenguaje y de sus contenidos, inventan y vuelven a crear su propia persona, exigen libertad de navegación y diálogo en el cyberespacio. Pues bien, si allí se sitúan ellos, allí debemos situarnos también nosotros: educando, anunciando, dando testimonio. Fuera de estos espacios y lenguajes ya no somos ni vistos ni escuchados ni comprendidos por los jóvenes, no podríamos educar ni incidir evangélicamente en la cultura.

Esta nueva realidad ni debe asustarnos ni podemos rechazarla: correríamos el peligro de abandonar a los jóvenes que la habitan; y son, a estas alturas, la enorme mayoría. Allí han nacido, allí viven, allí trabajan, allí se divierten, allí entablan relaciones, allí gozan y allí sufren. Podría hasta decir que muchos allí mueren: basta entrar en las redes sociales, en Second Life, o en MySpace, o en Facebook, o en algún blog, o en Youtube, o…

Si el Sistema preventivo reclama la presencia del salesiano “en el patio”, entre los muchachos, entonces debemos reflexionar, actualizar y poner en práctica la presencia del salesiano educador-evangelizador en los nuevos patios de la comunicación donde convergen tantos medios, donde las paredes no son de ladrillo o de cemento, los cables conductores no son únicamente metal o fibras sino también energía y ondas captadas y lanzadas por satélites a través del espacio.

Cierro citando a Papa Benedicto XVI: “Quisiera concluir este mensaje dirigiéndome de manera especial a los jóvenes católicos para exhortarlos a llevar al mundo digital el testimonio de su fe. Amigos, sentíos comprometidos a sembrar en la cultura de este nuevo ambiente comunicativo e informativo los valores sobre los que se apoya vuestra vida”.

[1] Circular de Don Bosco sobre la difusión de buenos libros: E.Ceria, Epistolario di S.G.Bosco, vol. 4, p. 318ss, lett. 2539, 19.03.1885
[2] Actas del Consejo General 390
[3] Cfr. Const. 6

(fuente: www.sdb.org)

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