lunes, 13 de julio de 2009

Una carta para todos del Nuevo Padre Inspector

Queridos Hermanos y miembros de la Familia Salesiana del Norte Argentino.

Queridos Jóvenes:

Llegue a cada una y cada uno de ustedes mi abrazo más cordial y cercano.

¡Siempre llega la Palabra oportunamente! Escuchando la primera lectura de este domingo me sentí un poco como Amós, no porque sea profeta, sino porque me encuentro tomado por el Señor “de detrás del rebaño” para enviarme a algo totalmente nuevo… ¡Sorpresas del Tata!

... Les comparto que me encuentro como tironeado, descubro una sana tensión que hace que tenga una rica mezcla de sentimientos. Son como dos fuerzas que tiran de un lado y del otro:

Por un lado, soy consciente de mis numerosos límites personales (ya los podrán constatar)...

Por el otro, confío en que quien empezó esta obra la llevará a su término: "Dios te da dones para aquello que te pide..." me remarcaba el Rector Mayor. Además, tengo la certeza de que hoy en día el servicio de animación inspectorial no puede ser unipersonal, sino que requiere un fuerte trabajo en equipo y comunión. Eso me hace confiar mucho más.

Por un lado no sé casi nada de mi nueva Inspectoría, aunque lo poco que conozco es muy rico (en hermanos y jóvenes)...

Por el otro, siento que este desconocimiento me ayudará a ver con ojos renovados, con ojos de Reino a esta nueva familia a la que Dios me invita a sumarme.

Por un lado siento una gran nostalgia por dejar mi inspectoría (¡la Patagonia!) y tantos hermanos y jóvenes queridísimos...

Por el otro estoy contento por la posibilidad que me abre Dios de tejer una hermosa trama de nuevos y enriquecedores vínculos que ya empecé a hilar con varios hermanos y jóvenes del Norte.

Por un lado sé que se inicia una etapa nueva y desafiante para toda la Argentina Salesiana, que se trata de impulsar mucho más nuestra comunión y misión, de hacernos más discípulos para ser auténtico misioneros...

Por el otro sé que hay que ser fiel al camino recorrido, a los tiempos de los hermanos y a lo que ya vienen trabajando equipos y consejos en este proceso de rediseño.

Por un lado me imagino que hay incertidumbre en muchos, que ni me conocen y pueden hasta estar desilusionados...

Por el otro descubro en esto la invitación a que el primer paso sea el de encontrarnos a fondo con cada uno, el de conocernos, el de crear profunda comunión.



En fin, como diría Mamerto, me siento como ese arriero que va en su caballo acompañado por dos perritos: uno siempre adelante, corriendo, ladrando, adelantándose en el camino. Ese se llama "Ansiedad". El otro va por detrás, caminando despacito, cuidando y repasando la huella que se va haciendo. Su nombre es "Melancolía". En esta sana y enriquecedora tensión me encuentro... Quería compartírselas de corazón.

Así voy caminando… poco a poco me iré adentrando en este camino de animación: gracias a Dios cuento con seis meses para hacer un proceso tranquilo. ...

Me confío a sus oraciones... ¡de corazón las necesito! Solamente he llamado a las Enfermerías Inspectoriales, pidiendo de corazón a los hermanos mayores ese servicio que tan bien saben dar, para que vayan rezando por este hermano -sacado de detrás de las ovejas y coirones patagónicos- que quiere vivir este servicio desde la clave del misterio pascual. Que pueda dar una mano que ayude a empujar esos sueños que revitalicen el hermoso carisma que Dios nos regaló en nuestro Padre Don Bosco.

¡¡Los abrazo en Don Bosco y la Auxiliadora!!
Con mucho cariño…

P. Manuel Cayo, SDB

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