Luis Orione nació el 23 de junio de 1872 en Pontecurone, en la diócesis de Tortona. Cuando joven ayudaba a su padre en el arreglo de caminos, hasta que cumplió los trece años. Luis quería estudiar para ser sacerdote y asistió al Monasterio Franciscano de Voghera, pero debido a una seria enfermedad, tuvo que abandonar sus esfuerzos.
Fue entonces aceptado en el Colegio en Valdocco, donde conoció a Don Bosco, para entonces bastante anciano. Tuvo el privilegio de confesarse con él, y después de haber escrito tres cuadernos enteros de pecados (¡!), el Santo los rompió, diciéndole entre otras cosas “Siempre seremos amigos”.
Empapándose del espíritu Salesiano
En Turín él respiró el espíritu Salesiano y conoció el trabajo del Cottolengo vecino. En 1889 inició sus estudios de filosofía en el seminario de Tortona. En 1892, cuando todavía era un clérigo, inauguró un Oratorio en Tortona, y al año siguiente un Colegio. En 1895 fue ordenado sacerdote. En la misma celebración el obispo le dio el hábito clerical a seis de sus estudiantes en el colegio.
Fundador de congregaciones Religiosas
Empezó a fundar obras a través de toda Italia y en 1903 el obispo de Tortona reconoció la Congregación Religiosa masculina de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. Comprendía a sacerdotes, hermanos coadjutores y ermitas, con el carisma apostólico de “colaborar en acercar a los pequeños, a los pobres y al pueblo de la Iglesia al Papa, a través de obras de caridad”. Después del terrible terremoto de 1908, ayudó en Messina y Regio Calabria a los huérfanos y a la gente en general.
Pío X lo designó Vicario General de la diócesis de Messina. Después de dejar la Sicilia, estuvo ocupado en el crecimiento de su congregación, brindando ayuda a través de toda Italia cuando se desató la Primer Guerra Mundial. En 1915 fundó la rama femenina: las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, a las que se agregaron, en 1927, las Hermanas Adoratrices y luego las Hermanas Contemplativas de Jesús Crucificado.
Vicario General de la diócesis de Messina
Después del terrible terremoto de 1908 socorrió las regiones de Messina y Reggio Calabria, asistiendo a los huérfanos y a la población. Pío X le nombró Vicario General de la diócesis de Messina. Al dejar Sicilia, siguió ocupándose de la expansión de su Congregación, facilitando las ayudas en toda Italia cuando la primera guerra mundial. En 1915 fundó la rama femenina: las Hermanitas Misioneras de la Caridad, a las que se adherirán en 1927 las Hermanas Sacramentinas adoratrices y, sucesivamente, las Hermanas Contemplativas de Jesús Crucificado.
Más tarde fundó un Instituto Secular y un Movimiento Laico basado en su espíritu. Estas fundaciones se propagaron a través de gran parte del mundo, en América Latina, los Estados Unidos, Inglaterra y Albania.
“Siempre seremos amigos”
En 1940 Don Orione murió en una casa perteneciente a su obra en San Remo. Luis siempre recordó las palabras de Don Bosco: “Siempre seremos amigos”. Después de haber rezado en la tumba del Santo durante mucho tiempo, él estaba convencido de que el Señor no quería que él se uniera a los Salesianos. Pero nunca desechó el modelo Valdocco, tanto que muchas veces dijo: “Caminaría sobre carbones encendidos para poder ver a Don Bosco de nuevo, y le daría las gracias”. Juan Pablo II lo beatificó en 1980 y lo canonizó en mayo 2004.
(fuente: www.sdb.org)
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