por MÓNICA MARTÍN - DIARIO DE CUYO
Cuando la guitarra eléctrica y la batería empezaron a sonar en un costado de la Catedral, no hubo quien se resistiera al ritmo contagioso. Fue "La banda de Juancito" la que le puso los primeros acordes a la jornada que se extendió durante 16 horas. Eso es lo que duró la visita a San Juan de la reliquia de Don Bosco. Murgas, papel picado, muñecos gigantes y banderas de todos los colores se apoderaron de las calles céntricas, de la Catedral, del Colegio Don Bosco y de la iglesia María Auxiliadora. El de ayer fue un día en el que jóvenes y niños demostraron a puro canto y baile que Don Bosco es el santo que los representa.
Cuando los niños de segundo grado del Colegio Don Bosco vieron de cerca la imponente urna de más de dos metros de largo, una mezcla de asombro y alegría se apoderó de ellos. Cantaron tan fuerte como les dio la voz. Y por un par de horas se olvidaron del calor de la siesta y bailaron sin parar adentro del templo. Para ellos, el día de ayer fue uno de los más importantes. Es que la figura de Don Bosco es tan cotidiana que comienzan a conocer su historia desde que entran al jardín de infantes.
De la misma manera que un fanático de fútbol arenga a su jugador preferido, los chicos no dejaron de cantar ni un solo instante, sobre todo cuando pasearon la réplica en tamaño real de Don Bosco por el centro. Para los que formaban parte de la murga, la responsabilidad fue mayor. Ellos fueron los que encabezaron la procesión que se realizó desde la Catedral hasta María Auxiliadora, en plena siesta. Algunos jóvenes habían empezado la jornada bien temprano, cuando la reliquia llegó a la provincia. Casi no tuvieron tiempo de almorzar porque hubo actividades durante todo el día. Aún así, tocaban los redoblantes y los tambores como si recién empezara la fiesta. Una fiesta que siguió hasta la medianoche en el colegio.
El sonido de las campanas se mezcló con el de la banda de música de la Policía. Los redoblantes murgueros también se hicieron escuchar. El bullicio fue imparable en el centro. El escenario se trasladó luego al colegio. Allí, los padres aprovecharon para sacar fotos a sus hijos. Algunos tenían vinchas de colores y porras de papel. Otros estaban vestidos con la indumentaria que usaba el santo cuando era niño.
Ver la urna que pesa unos 530 kilos fue impactante. Adentro estaba una réplica de la imagen de Don Bosco, que contiene la reliquia. Y era tan real la imagen del santo que hasta causó conmoción y lágrimas. Incluso, un hombre se desmayó cuando se arrimó a verla de cerca.
(fuente: http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=367604)
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