domingo, 2 de agosto de 2009

Mensaje del Rector Mayor para el Mes de Agosto

LA FAMILIA SALESIANA COMO MOVIMIENTO

Conocerse, formarse, trabajar juntos

Se asiste a una verdadera movilización del laicado, incluso sin ser creyente practicante, en las actividades salesianas, en ciertas circunstancias… De esta forma comienza un vasto movimiento de personas que se organizan, se coordinan y comparten un proyecto para la salvación de la juventud y del pueblo (CDM 5).

Más de una vez, queridos lectores, he dicho y escrito que la Familia Salesiana (FS) es un “Movimiento”. El término no es una palabra de moda: en el contexto eclesial esta nueva forma de agregación ha tenido un éxito y una consideración particulares.


Los movimientos eclesiales, cada uno con su especificidad propia, son hoy numerosos e interesan a miles de personas. Por tanto no seguimos una moda, sino que recogemos una herencia histórica. Lo que fue iniciado por Don Bosco se caracteriza en efecto cabalmente por ser “un vasto movimiento de personas para la salvación de la juventud”[1]. ¿Cuál es su especificidad? Es un movimiento espiritual y apostólico.


ESPECIFICANDO

- Es un movimiento, es decir algo dinámico. Esto explica por qué sigue creciendo en número, así de miembros como de grupos. Hoy son 26 los grupos que le pertenecen oficialmente, pero hay siquiera otros 30 que ya actúan en este sentido aunque no gocen de un reconocimiento oficial, y algunos de ellos son realmente interesantes y significativos. ¿Seguirán aumentando? El P. Egidio Viganó, mi predecesor, afirmó que la FS habría llegado a contar a lo menos 300 grupos. ¿Exageración? Entusiasmo tal vez, o más bien confianza en el carisma de Don Bosco, en sus mil facetas, en su carácter dinámico, en su capacidad de expresarse en formas diversas.

- Es un movimiento espiritual, porque fruto del Espíritu que lo ha inspirado y sigue creándolo. La FS no es un proyecto nacido en un escritorio ni fruto del genio de Don Bosco. Las Constituciones Salesianas dicen expresamente que es obra del Espíritu Santo, puesta en acto a través de la intercesión de María. Y esto no asegura que se trata de algo carismático, de un don de Dios a servicio de la Iglesia y del mundo. Es bello saber que el elemento creador de la FS es realmente el Espíritu Santo.

- Es un movimiento apostólico, es decir, lanzado a una misión que cumplir, no un club de amigos que se encuentran bien juntos, ni tampoco una sociedad filantrópica. Es un cuerpo que actúa dentro de la Iglesia a favor de la sociedad. En resumen, se trata de una vocación, de la llamada a continuar la obra de Cristo a través de un mandato específico, el de entregarse, mediante la educación, a la salvación de los jóvenes más pobres y de los que viven en situaciones difíciles.


DOS DOCUMENTOS TRES OBJETIVOS

Tenemos en la FS dos documentos que aclaran, por un lado, nuestra identidad y, por otra, nuestra misión común. Ellos son la “Carta de la Comunión” y la “Carta de la Misión”. En concreto quisiera empero invitarlos a dar tres pasos importantes. ¡Para vivir realmente como Movimiento debemos “conocernos más”, “formarnos juntos”, “trabajar en sinergia”! Son los objetivos que les propongo para un inmediato futuro.

- “Conocernos más” significa tomar acto de la realidad de nuestra familia. Es necesario que los grupos se conozcan entre sí, crear ocasiones concretas de encuentro, celebrar la fraternidad que se recoge bajo el mismo carisma. Hace falta además una grande atención para valorizar los dones específicos: de los religiosos y de los consagrados seglares, de los grupos femeninos y de los masculinos, de los consagrados en el mundo y de los que viven una vida en común, de quien obra en estructuras y de quien realiza su apostolado en un contexto de vida cotidiana, de los grupos pequeños y de los grandes. En este camino de conocimiento y animación mutua una responsabilidad particular es confiada a los salesianos que deben “creer” siempre más en la familia que Don Bosco les ha entregado, de la cual forman parte integrante y que deben amar y animar.

- El segundo paso importante es “formarnos juntos”. Se trata de una convicción por adquirir y de una praxis por iniciar. Nuestra formación posee contenidos y puntos de referencia. Ante todo, el estudio de Don Bosco para conocer, comprender y asumir su proyecto carismático y sus criterios de acción pastoral. Utilísimo puede resultar el conocimiento de experiencias pastorales positivas de los varios grupos y congregaciones. Aniversarios y fiestas (centenarios, cincuentenarios etc.) son ocasiones propicias para adquirir y/o profundizar dichos conocimientos. Igualmente útil puede ser la celebración de retiros y/o ejercicios espirituales que favorecen un clima de mayor participación espiritual. Allí donde es posible, se podrían realizar verdaderos y auténticos caminos formativos, finalizados al común patrimonio carismático y/o a un mejor conocimiento de la juventud o del territorio donde trabajamos. Estas iniciativas deben desarrollar un sentido de pertenencia siempre más profundo y la toma de conciencia que todos tienen de su propia especifidad.

- El tercer paso es “trabajar en sinergia”. Recordemos la comparación con la cual Don Bosco nos invitaba a dar valor a la unidad. Un solo hilo, bajo tracción, se rompe fácilmente; muchos hilos, bien trenzados entre sí, forman una cuerda que nadie podrá romper. No es pensable, por tanto, que varios grupos de la FS vivan en un mismo territorio, enfrenten los mismo desafíos y luego decidan trabajar cada uno por su cuenta. ¿Qué hacer? Ante todo, conocer los desafíos que la Iglesia de pertenencia debe enfrentar. Entrar en contacto de colaboración con los obispos, privilegiando a las personas y grupos más cercanos a nuestra misión (la Iglesia local nos debe considerar gente de casa y no huéspedes o, peor, metidos); entrar en colaboración con las fuerzas de la sociedad civil interesadas directa o indirectamente a la misión de la FS. La ciudad o la región deben percibir el beneficio de nuestras iniciativas y considerarnos una fuerza sumamente positiva desde el punto de vista social y espiritual. Con vivo sentido de Iglesia la FS enfrenta así el conjunto de los desafíos pastorales-sociales de la zona, puede determinar las urgencias y proponer respuestas operativas adecuadas, dando origen a un proyecto común en el territorio.

Queridos lectores, ¡no les estoy proponiendo un sueño! En muchas partes del mundo ya se trata de una realidad. Pero el espacio entre lo que se hace y lo que se puede hacer sigue siendo grande. Es hora de moverse, ¿no les parece?

[1] Constituciones de los Salesianos de Don Bosco. Artículo 5a

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